Biodiversidad y agricultura: una relación amor – odio
Idealmente, la biodiversidad y agricultura serían la pareja perfecta… pero esto está muy alejado de la realidad. A pesar de la relación estrecha que hay entre ambas, las prácticas agrícolas han perturbado la biodiversidad de los ecosistemas, y lo que en un principio debería aumentar la producción de los cultivos, se está convirtiendo en su principal tropiezo.
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«Construir un futuro compartido para toda la vida en la Tierra» es el eslogan del Día Internacional de la Diversidad Biológica que se conmemora el 22 de mayo. Suena como una ocasión agradable para celebrar, sin embargo, es todo menos eso. La naturaleza está marcada por la exuberancia, pero esta cambia, debido a la influencia humana que explota unas pocas especies motivada por el interés económico. De esta manera, se ha simplificado o destruido “hábitats y ecosistemas para generar monocultivos, desarrollar la ganadería y la pesca comercial. Si bien dicha simplificación tiene ciertas ventajas de “eficiencia” y económicas, también ha generado grandes costos1” como por ejemplo, un millón de especies en peligro de extinción2. Dentro de este contexto, de acuerdo al Convenio de Diversidad Biológica, la principal actividad que genera pérdida de biodiversidad es la agricultura, que es responsable por aproximadamente 70% de la pérdida de la biodiversidad terrestre3.
No obstante, hay un hecho que no podemos negar y es que la agricultura y la biodiversidad están totalmente entrelazadas. Gracias a la biodiversidad disponemos de variedades de cultivos y de especies de ganado. Además, debido a esta, ha sido posible la producción de alimentos para una población global en constante crecimiento, la polinización toma lugar; la biodiversidad controla naturalmente las plagas y promueve suelos saludables. Por su parte, la agricultura sustenta la vida humana con 23,7 millones de toneladas de alimento cada día y genera ingresos para 2.500 millones de personas4.
Sin embargo, esta relación está sometida bajo serias tensiones. En la actualidad, la agricultura amenaza de frente a la biodiversidad a través de la intensificación de los cultivos y conversión a monocultivos, degradación de suelos, consumo insostenible de recursos hídricos y uso indiscriminado de fertilizantes y pesticidas. Y los resultados son totalmente contradictorios, ya que por un lado la producción agrícola se ha triplicado desde la década de 1970, y por otro lado, indicadores de carácter biológico indican pérdida de polinizadores y de biodiversidad de suelos. “Estos problemas se expanden más allá de las áreas agrícolas, y afectan a bosques, aguas continentales y ecosistemas costeros5”.
Pero, ¿qué se puede hacer ante estos opuestos? Queda claro que la respuesta debe ser integral, es decir, tomar en cuenta las dinámicas entre agricultura y biodiversidad. Los ecosistemas poseen una gran variedad que se refleja en el número de especies y la diversidad dentro de estas especies de plantas o animales, lo cual se traduce, por lo general, en mayor productividad en comparación a ecosistemas más básicos6. También si el objetivo es controlar plagas, y por ende incrementar el rendimiento de las cosechas, una mayor diversidad de tipos de plantas prueba efectiva. Ciertas plantas cumplen funciones de barrera física, los patógenos también compiten más entre ellos para propagarse y esto debilita la severidad de las enfermedades7.
En lo que respecta a servicios ecosistémicos, estos han sufrido por la intromisión del ser humano, ya que se ha simplificado complejos sistemas de agricultura. Sin embargo, a través de la diversidad de especies en los cultivos, se puede recuperar servicios provistos por los ecosistemas como es la polinización, la cual a su vez mejora la producción agrícola8. Otro aspecto, además que obvio, que afecta la agricultura es el cambio climático. Se sabe que los cambios en los patrones climáticos influencian la cantidad y distribución de insectos, que a su vez afectan las plagas y enfermedades, y los mecanismos de control para contenerlas. Se necesitará de “adaptabilidad y resiliencia9” para hacer frente a estas alteraciones, y los agricultores se tendrían que apoyar en la biodiversidad para desarrollar nuevas variedades de plantas y razas de animales que se adapten a estas nuevas condiciones10.
El Día Internacional de la Biodiversidad no debe quedarse en eso, en solo una fecha. Los gobiernos, empresarios, dueños de tierras, agricultores, académicos, consumidores debemos hacer nuestra parte al cambiar la manera cómo utilizamos este generoso recurso que es la tierra cultivable y exigir mejores prácticas, más sostenibles y que respeten los ecosistemas nativos con sus especies de plantas y animales endémicos. Como hemos podido constatar, se ha buscado mejorar los rendimientos de la agricultura a través de la manipulación de los ecosistemas con fórmulas como el monocultivo, lo cual está causando un efecto contrario al deseado, y la biodiversidad de la cual dependen y se apoyan los cultivos desaparece, los rendimientos decrecen, se pone en peligro la seguridad alimentaria y existen también pérdidas económicas. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, “recomienda reorientar las tendencias de los sistemas alimentarios, buscando una producción sostenible y restaurando los servicios ecosistémicos en paisajes agroecológicos11”.
1 CEPAL. 2016. Daño y pérdida de biodiversidad. https://www.cepal.org/es/temas/biodiversidad/perdida-biodiversidad. Acceso: 21/05/2022
2 Naciones Unidas. 2022. Día Internacional de la Diversidad Biológica, 22 de mayo. https://www.un.org/es/observances/biological-diversity-day. Acceso: 27/05/2022
3 Ibid. CEPAL. 2016
4 Convention on Biological Diversity. 2019. Agriculture Must be Part of the Solution, not the Problem. https://www.cbd.int/article/food-2019-12-11-16-49-46. Acceso: 26/05/2022
5 Id.
6 Frison, Emile A., Jeremy Cherfas, and Toby Hodgkin. 2011. «Agricultural Biodiversity Is Essential for a Sustainable Improvement in Food and Nutrition Security» Sustainability 3, no. 1: 240. https://doi.org/10.3390/su3010238
7 Ibid. Frison, Emile A., Jeremy Cherfas, and Toby Hodgkin. 2011. p.242
8 Ibid. Frison, Emile A., Jeremy Cherfas, and Toby Hodgkin. 2011. p.243-244
9 Ibid. Frison, Emile A., Jeremy Cherfas, and Toby Hodgkin. 2011. p.245-246
10 Id.
11 Ibid. CEPAL. 2016